Vaticano pone fin a décadas de especulación: supuestas apariciones de Jesús en Dozulé son declaradas «no de origen sobrenatural»

(ZENIT Noticias / Roma,).- Más de medio siglo después de que una mujer francesa afirmara haber visto a Cristo y haber recibido una petición divina para construir una monumental «Cruz Gloriosa», la Santa Sede ha emitido su veredicto final.

El Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF) ha determinado que las supuestas apariciones en Dozulé, Normandía, «no son de origen sobrenatural», cerrando así uno de los capítulos más persistentes y controvertidos del misticismo católico moderno. La decisión, aprobada por el Papa León XIV el 3 de noviembre y comunicada al obispo Jacques Habert de Bayeux-Lisieux el 12 de noviembre de 2025, representa la culminación de un largo proceso de discernimiento que comenzó hace décadas.

Si bien los eventos en cuestión inspiraron una ferviente devoción entre algunos grupos, el dictamen del Vaticano deja claro que el fenómeno carece de autenticidad divina y ha generado confusión doctrinal y pastoral que ahora exige una solución.

La historia de Dozulé se remonta a 1972, cuando Madeleine Aumont, una ama de casa local, afirmó que Jesús se le apareció, pidiéndole la construcción de una inmensa cruz iluminada —de 738 metros de altura— y un “Santuario de la Reconciliación”. Los supuestos mensajes también predecían el inminente regreso de Cristo y prometían la salvación a todos los que se arrepintieran al pie de la cruz proyectada.

La declaración de la DDF reconoce que estos relatos despertaron un genuino interés espiritual, pero advierte que también introdujeron graves distorsiones teológicas.

La principal es el intento de equiparar la propuesta “Cruz Gloriosa” con la Cruz del Calvario, el signo único e irrepetible del sacrificio redentor de Cristo. El documento subraya que el misterio de la Cruz no puede replicarse ni reproducirse mediante ninguna estructura física: su poder salvífico ya impregna cada Eucaristía, cada iglesia y cada creyente unido a la pasión de Cristo.

El cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto de la DDF, explicó que la cruz no es un amuleto material ni un objeto sagrado dotado de poder propio. «Ninguna cruz, ninguna reliquia, ninguna revelación privada puede sustituir los medios de gracia establecidos por Cristo», escribió. «Confundir el signo con el misterio supone el riesgo de convertir la fe en una forma de sacralidad material ajena al corazón del Evangelio».

Resultaban especialmente preocupantes para las autoridades eclesiásticas las afirmaciones atribuidas a Aumont que vinculaban la contemplación física de la cruz de Dozulé con el perdón de los pecados.

La DDF calificó tales afirmaciones de «incompatibles con la doctrina católica sobre la gracia, la salvación y los sacramentos». La Iglesia enseña que la absolución procede de Cristo a través del sacramento de la reconciliación, no del contacto o la proximidad a un objeto físico.